Aunque debiere estar contento por cumplir e ir cumpliendo muchos de mis objetivos marcados. Hay algo en mi interior o en mi cabeza que aunque no me quite el sueño se reproduce cada día una y otra vez. Y hasta que no de una solución al respecto ese pensamiento y sentimiento vendrá en firme y puntual como hábito diario, sin lugar a dudas.
Llevo unos días en soledad. Reflexionando sobre el tema. Más que intentar buscar los por qués? Incito a la experiencia y a mi conocimiento pasado para intentar analizar la razón de que personas y profesionales al que se le ha dado mucho se hayan comportado o se comporten como lo hacen.
Los principios del TPS - Kaizen y Respeto - siempre los llevo presentes. Y a mi alrededor ni existe mejoras y en muchos caso el respeto a la persona. En esto, indicar que para el TPS es el respeto a las capacidades y potencialidad de los skills que atesora el empleado para hacer lo que tiene que hacer. Esa es la exigiencia, creyendo y dando un entorno adecuado para su desarrollo.
Pero hay otro respeto hacia el comportamiento humano en el que la humildad, la honestidad, la ética y la profesionalidad dejan mucho que desear. Aunque no soy Dios y no puedo decir de esta agua no beberé o qué sea perfecto - dentro de todas mis imperfecciones diarias - en mi día a día, en definitiva me da auténtica lástima de cómo se procede, donde el fin justifica todos y cada uno de los medios.
La verdad que me da lástima cómo la gente puede hacer algo y piense que todo vale con tal de obtener un objetivo o beneficio. Pero en la vida, hay otras cosas u otras formas de hacer y proceder.
Cuando uno da, no espera recibir nada a cambio. Ya que, esa acción es la más sincera y correcta de dicho proceder. Pero muchos, deben darse cuenta de ello. Sólo se acercan, o sólo entran en la zona de confort de cada uno, para satisfacer sus inquietudes. Hay algunos que esas simples acciones gratuitas como son los buenos días, las gracias o el por favor, las tienen esclavizadas y totalmente prohibidas dentro de sus ser.
Y de todo esto, reflexiono. De todo esto simplemente pienso. Mi forma de cambiar y actuar está claro que no debe cambiar porque dejaría ser yo mismo, entre mis pocas virtudes y mis muchos defectos. Pero como persona, como ser humano, uno a veces se cansa de ir siempre en una dirección y cuando ve que lo mínimo que exige o puede exigir es el respeto o esa actividades que comentaba anteriormente gratuitas, no son ni se realiza el más mínimo esfuerzo para llevarlas a cabo.
Es fundamental pensar y reflexionar sobre esto. También se dice, que todos tenemos lo que nos merecemos. Pues que cada uno, haga un juicio de valor sobre la ley de la cosecha y de su actitud y compromiso y visualice que tarde o temprano las situaciones que todos promocionamos o realizamos siempre tarde o temprano tendrán su consecuencia.
No hay mejor juez que el tiempo, Nacho.
ResponderEliminarAl final, pone a cada cual en su lugar y si no es así (conozco algunos casos), quizás sea mejor dejar de estar en contacto con esos interesados que seguir interesándose en ellos.
Así debería o debiese ser, Gonzalo.
ResponderEliminarImpresionante, es cierto que el tiempo es el mejor juez pero que duro se hace esperar tanto. Me consta de personas, buenos trabajadores, que lo han dejado porque la vida se hacía insostenible con gente así a su lado. Estupendo artículo. Gracias.
ResponderEliminarGracias a ti Francisco por tu comentario. Tal como dices a veces se hace muy cuesta arriba pero siempre debemos dar una solución por y para nosotros mismos
ResponderEliminarComo oí el otro día...los ladrones de tiempo. En este caso, yo los llamaría vampiros de energía, chupadores de esperanzas, drenadores de ilusiones.....en fin, se me ocurren mil y un nombres que darles y que se corresponden a aquellos cuyas capacidades son tan limitadas que no soportan a los que son mejores que ellos.
ResponderEliminarAlguna vez los comparo con Atila, por donde pasan, no crece la hierba....no basta con ganar a mi enemigo, lo he de destrozar....
Gracias por comentar, Francisco y Nacho
Todos pasamos por eso. Pensamos y sentimos cosas parecidas. Pero intentemos abandonar los mismos porque sino ellos saldrán indemnes y tú con tus pensamientos y sentimientos prisioneros en tu cuerpo.
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