sábado, 31 de mayo de 2014

Reactividad y Proactividad: Dos caras de una misma moneda llamada Actitud

Ser reactivo y/o ser proactivo son dos cualidades que cada persona, cada profesional, las puede atesorar al 100% tanto en la teoría como en la práctica y tienen que ver muy mucho con nuestro estado de ánimo, nuestro estado emocional que incide de manera inmediata en nuestra actitud de cómo afrontamos las cosas.

Hay personas que no necesitan ningún condicionante externo para pasar de su desánimo que fluye con acciones claramente reactivas a proactivas por su posible autocontrol y por los hábitos que pueden hacer supervisar uno de los puntales que tiene y que disponemos cada profesional, esa actitud. En cambio hay otros, que necesitan de esa ayuda externa, para que interioricen su capacidad y vuelvan a un estado normal.

Otro aspecto fundamental lo tienen las políticas de empresas y sus responsables. A veces, no se incentiva como debiere la proactividad de muchos empleados, por lo que, al darse cuenta - somos seres humanos emocionales - que haga por encima de lo establecido no va a conseguir nada, baja la guardia, se crea una coraza en su aldea de taifas, su zona de confort y, no sale nada más que a cumplir el expediente. Esto para las organizaciones puede ser una lacra, ya que vale y sacan más resultados un conjunto pequeño de personas con actitud y confianza que un batallón de persona con el único propósito que se acabe la jornada. O teniendo un fin en mente, que cada día sea viernes, para olvidarse de su periplo profesional y trabajo.

Esto quema, hunde y soslaya al profesional. Ya que la actitud, no solamente tiene consecuencias en sus tareas cotidianas, sino que no hace un hábito fundamental para su posible capacitación y desarrollo profesional, aprender, arriesgarse, desafiarse con nuevos logros o retos.

Por ello, los jefes y responsables directos deben supervisar de forma diaria, el estado de ánimo de sus subordinados y prestarles ayuda, su escucha o lo que haga falta para encontrar la causa raíz por la cuál, dicho profesional fluctúa emocionalmente a un estado de desidia. Esto da calado del liderazgo de dichos responsables, ver como respira su equipo y saber como con paciencia, compromiso con ellos, es su héroe que le sacará de sus posibles problemas personales, económicos, que les suman en dicho estado.

Puedes ser un profesional que tengas el mayor de los conocimientos y experiencias pero sí no quieres el resultado lo podrá conseguir una persona con la actitud adecuada con la mitad de la habilidades o capacidades antes expuestas. Por lo tanto, cuídense. Si no pueden levantar el ánimo pidan ayuda. Porque dicho malestar, no solamente lo tendrán en su terreno profesional sino que se lo llevarán a casa. O de igual forma aquel que viene con el problema desde casa, en poco tiempo lo extrapolará al terreno profesional. Y lo peor, es que el tema es contagioso y puede minar a otras personal y profesionales.

1 comentario:

  1. Geniales ideas, como siempre, Luis. Pero en el mundo actual y en la situación actual, ¿se emplean?. La motivación, el impulso a los subordinados en aras de lograr un objetivo es algo que pocas veces se realiza. Y tienes toda la razón, automotivemonos o moriremos en la desidia y la tristeza.

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