domingo, 11 de mayo de 2014

¿Quién decide sí tu trabajo es bueno?

La respuesta debería ser única. El único que puede decidir y responsabilizarse es uno mismo. Yo soy quién decido si hago bien las cosas o no, sí traspasó los límites o no, si doy todo o no y, no es necesaria ninguna opinión ni de jefes ni de clientes. Esto no es narcisista. Es llevar a la profesionalidad y a su creencia al sitio en el que debe estar.

O ¿es que nosotros no tenemos criterio para dicha evaluación? ¿Nos sentimos capacitados para ello? ¿Sí no lo estuviéramos como nosotros, con nuestras herramientas, íbamos a ser capacidad de mejorar y desarrollarnos de forma diaria?

Hay mucha gente que necesita que le digan que tiene que hacer a cada instante y necesita que la evalúen de igual forma. Y creo que la experiencia y el conocimiento que en su justa medida tengamos cada uno, tendríamos que ser capaces o en un alto número de ocasiones de inventar las actividades a realizar. Yendo un paso por delante de sus posibles solicitudes y de forma franca y comprometidos con uno mismo, evaluarnos y juzgar nuestra forma de hacer y los resultados que esperamos nosotros.

En esto creo que habría un gran crecimiento tanto personal como profesional de muchos empleados. En definitiva, en parte, es creer en lo que un hace y llevarlo a amar lo que haces, con actitud, pasión, esfuerzo y sacrificio en pro de ir hacia tus objetivos.

Son reflexiones que cada uno de nosotros puede que nos deberíamos o podríamos hacernos. Hay mucha gente que está fenomenal en su zona de confort y no quiere más. Hay otros que de vez en cuando intentan salir de la misma. Y otros que la transgreden o intentan todo el rato. En dicha salida, hace que lo imposible pueda hacer posible. Y que lo limitado de nuestra zona se pueda hacer ilimitada. Pero cada uno, con sus circunstancias.

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