Jamás claudiques a lo que sientes en tu interior
Si nos ponemos con las acepciones de claudicar:
Ceder, rendirse o renunciar, generalmente a causa de una presión externa.
Dejar de mantener una convicción o una norma de conducta personales.
En cada momento, los avatares y las circunstancias nos hacen posicionarnos a un lado u otro. Y no podemos estar - por desgaste - y más con lo frenético que vivimos, tomando todo el rato este tipo de decisiones. Solo los principios, los valores y la convicción personal del camino a seguir, nos puede limitar a este desgaste de energía. Y utilizar la misma en aquello que nos llene o nos haga sentirnos plenos.
Sí anotáramos el número de veces que decidimos como lo comentado, tendríamos que tener una nave nodriza enchufada a nosotros para mantenernos motivamos y en pleno conocimiento de nuestra situación para mantener una actitud estable.
Nuestras tablas de valores interiores debemos mantenerlas inmutables y regarlas en cada instante y dejarnos guiar por nuestra intuición y buen hacer. A veces, nos equivocaremos, pero de ello se aprende.
Pero lo importante, es no claudicar a nuestras circunstancias. Nosotros debemos ser las circunstancias.
"Yo soy yo y mis circunstancias"
ResponderEliminarSin acritud, sin imponer, pero sin ceder. Tenemos tanto que aprender de algunas culturas como la nipona, de culturas como el budismo, en el sentido de meditación, estudio, comprensión, rectitud y a la vez flexibilidad hacia cambios
Correcto Gonzalo, como yo hago todos los días. Muchas gracias por estar ahí, por estar aquí y ayudarme a comentar nuestras inquietudes en lo que respecta a nuestro grupo de Conocimiento.
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