¿Hay alguien imprescindible en cualquier empresa? No. ¿Somos todos prescindibles? Seguro que sí. Pero, para que esto no produzca ningún riesgo en nuestras empresas, deberían estar establecido en las mismas una serie de políticas de identificación del conocimiento crítico, políticas de transferencia o asunción del mismo, promovidas por retención o recompensas por su talento y su pro actividad y trabajo en poblar, difundir y salvaguardar de información vital para la empresa.
Ya sabemos que persona que desaparece de la empresa, bien porque busca nuevos aires, bien porque le hacen que busque dichos aires, la empresa no vuelve a disponer del mismo, lo pierde directamente. Es como cuando, las oficinas se vacían cada día. La empresa, pierde todo su conocimiento y al día siguiente lo vuelve a recuperar, cuando comienza la jornada de trabajo, si no se han producido alguna baja, explicada en este párrafo.
¿Alguien gestiona de alguna forma el conocimiento? ¿alguien minimamente se pone a pensar por lo menos en ello?¿O solamente se gestiona el sillón, el cetro o los incentivos variables propios? La viñeta no tiene desperdicio. El señor López, es el culpable de la pérdida de productividad y por tanto, debe abandonar el barco. Más y cuando, la empresa ha invertido en una macro herramienta y robots como el de las cocinas, que le metes los libros de las buenas prácticas de ITIL, PMI y CobIT y en un pispas da de comer a todos los hombres de negro de la figura.
¿Qué haríamos sin esta nueva tecnología que nos da prestancia y solución a todas nuestras necesidades que requieren nuestro negocio y clientes? ¿Y además ahorramos en coste de infraestructura y podemos quitar la pocas mesas que disponemos y podemos poner unos ficus, geranios, plantas, unos cuantos arbolitos y nos podemos certificar en algo de Green IT o similar.
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