¿Qué tal el día de hoy?. Pues no veas, estoy muy ocupado/a. O esta otra, han oído alguna vez esto: ¿Estoy hasta arriba?. Nadie duda y sabe a qué tanto por ciento está cada día, según temporadas o cuando surgen picos de trabajo.
Pero, el día a día, nos consume, nos relativiza y no quita de nuestra mente, dentro de esa ocupación, ¿Qué cosas de las que hacemos son realmente importantes?. Nos planteamos esta cuestión: diariamente, a veces, nunca.
¿Nos dejamos devorar por lo urgente? ¿Es nuestra urgencia? ¿Es la de los demás? ¿Qué tiempo nos dedicamos antes de terminar una jornada o antes de empezar la misma, sobre las tareas que deberíamos o podríamos hacer? Algunos a esto le llaman planificarse. ¿Realmente nos planificamos? O ¿dejamos todo ese peso a nuestros responsables?.
Independientemente de nuestro rol y responsabilidad, ¿no deberíamos gestionarnos nuestro tiempo en nuestra jornada de trabajo?. ¿Qué tiempo le dedicamos al día, a pensar e idear actividades, procesos o tareas que aporten valor al cliente y sean importantes para solventar sus necesidades? ¿Para ser más efectivos y eficientes? De nuevo, diariamente, a veces, nunca.
Por ello, la productividad, es un indicador que puede traer a la confusión. De nada sirve ser productivo en tus tareas o actividades si las mismas no generar el beneficio o el valor que se esperan de ello. A todos nos debería hacernos pensar. Y más aquellos o en incremento a los que tenga más responsabilidad, tenga a su cargo a empleados, etc...
Por tanto, ¿Conocemos nuestra ocupación real? ¿Conocemos el resultado de nuestro trabajo? ¿lo que hacemos es importante? Son cuestiones y cuestiones que nos deberían hacernos reflexionar ...aunque puede que como estamos tan ocupados con nuestras urgencias o la de los demás, no utilicemos ni unos minutos a su planteamiento.
El llevar una agenda o un papel con las tareas del día, como he visto hacer a alguien cercano....cuanto tiempo nos ahorraría y nos permitiría ver que no estamos tan "agobiados" o "hasta arriba" como pretendemos estar....
ResponderEliminarMagnifica entrada, Luis
Es una forma como otra de planificarse. La cuestión es hacer algo. Crear hábito y buscar cada día no sólo apuntar lo que se debería hacer sino todo aquello que has hecho después de lo planificado. Eso sí que estimula y motiva.
ResponderEliminarAconsejo de igual forma dedicar una hora al día dedicado a pensar y reflexionar. De esos 60 minutos es tal la cantidad de cosas, ideas, oportunidades y mejoras que se pueden visualizar. Aunque lo complejo es llevarlo a la práctica o que te dejen hacerlo. Pero que por uno no quede.
Gracias Gonzalo, por tus palabras.
Un abrazo