viernes, 16 de agosto de 2013

Enseñar a Pensar...

Estimados compañeros de viaje,  hoy, al dedicar mi tiempo a los debates propuestos en nuestro grupo de Linkedin de Gestión Conocimiento TI, me he encontrado con uno de nuestra compañera Begoña que me ha resultado muy interesante:

Por dos motivos, uno de ellos, que los contertulios aclaran en el debate es el termino conocimiento, frente a lo que debería haberse llamado información. El otro, que es el de formar “pensadores”.
Con respecto al primero, es cierto que vivimos una época, en la que el acceso a la información se está facilitando hasta niveles insospechados poco tiempo atrás. Y esto  si bien debería por un lado facilitar la generación del conocimiento, entendiendo éste como la asimilación de la información por parte de las personas, a veces genera el efecto contrario. Y me explicaré:
Lo mismo que en otras épocas, se evitaba que la sociedad tuviese capacidad de toma de decisiones en base a la ausencia casi absoluta de información, como medio más práctico de manipular a conveniencia, y estamos hablando de analfabetismo, en la nuestra, esa misma manipulación se consigue, aunque es mucho menos controlable, con el “bombardeo” a mansalva de información. Dos tácticas contrarias que consiguen un mismo fin, evitar en lo posible que las personas tengan capacidad de decidir  al no disponer de la información justa y necesaria  para ello.
En el ámbito profesional podemos detectarlo por ejemplo en la comunicación entre un trabajador y su responsable. Cuando el trabajador  “no quiere” compartir una información útil, porque erróneamente considera que siendo la información “poder” es mejor guardársela para sí, lo mismo escoge una táctica que otra.  O la ausencia de  información, o el exceso de la misma. Tanto una como otra exige al responsable un esfuerzo adicional para poder llegar a la información útil que le permitan tomar decisiones. Y el segundo método tiene una característica adicional, nunca se podrá decir, que el trabajador “no informa”, en todo caso, que informa “demasiado”,  es decir inadecuadamente,  pero más disculpable que la ausencia de información completa, porque el responsable, si quiere, y se esfuerza tiene acceso a la información requerida, tan sólo se la dificultan. Como he dicho es un simple ejemplo.
Es por esta super-información accesible en nuestros días que se desarrollan técnicas y herramientas facilitadoras de filtrado y selección de la información realmente útil al profesional y al negocio para la toma de decisiones.
Y centrándonos en el segundo punto, el de formar pensadores, me viene al recuerdo una profesora que tuve en secundaria. Era muy peculiar. Se supone que nos daba clases de inglés, idioma que no solamente dominaba a la perfección a todos los niveles, sino que además facilitó en cuanto al acceso de  certificaciones de sus alumnos en la Escuela Oficial de Idiomas, iniciativa que al menos yo agradezco infinito mirando hacia atrás. Sin embargo de lo que más me acuerdo de ella, era lo que repetía una y otra vez durante sus clases. Que estaba allí, para “enseñarnos a pensar”. Trascendiendo la materia objeto de la clase, su concepto de la educación era realmente ese.
Personalmente, he de reconocer que era de las alumnas que más se quejaba porque lo que yo quería era aprender inglés, que era lo que me interesaba en ese momento de sus clases. Hoy en día me siento muy agradecida por la actitud y el empeño de esta profesora. Porque ahora lo entiendo.
Ojalá todo el mundo tenga la suerte, empezando por los padres y la familia, siguiendo con la escuela y después el ámbito profesional, de “toparse” con personas, que nos ayuden y nos enseñen a pensar. Que nos guíen, y nos permitan desarrollarnos y  crear nuestros propios criterios y valores de forma que seamos “libre-pesadores” de plena capacidad y ejerciendo pleno derecho.

Es nuestra sociedad. Hagámoslo posible…..


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